EL GRAN GOLPE, DE APOSTADORES «SUICIDAS»

“¿Quién dijo que los patos no tiraban a las escopetas?”, preguntó un ocurrente parroquiano en una cafetería mexicana de 24 horas tras presenciar la inesperaba, increíble, victoria de Arabia Saudita sobre Argentina, 2-1, en el Mundial de Qatar, cuando amanecía en América el martes 22 de noviembre.

Y es que había que ser muy iluso para siquiera suponer que el once sudamericano, con una cadena de 36 triunfos consecutivos obtenidos en los últimos tres años, podría caer ante la modesta escuadra árabe en el estadio Lusail.

Es indudable que el ocurrente parroquiano no escuchó las voces de algunos comentaristas europeos que advirtieron que Arabia Saudita no iba a a ser una “perita en dulce”, aunque ninguno se aventuró a pronosticar su victoria.

Esto nada más pudieron imaginarlo “suicidas” apostadores “peleados” con su dinero, que podrían contarse con los dedos de las manos.

El juego comenzó conforme a la lógica, cuando en el minuto 9, con el apoyo del controvertido VAR, se decretó un penaltie que cobró exitosamente Lionel Messi.

Fue todo lo que pudieron hacer los argentinos, porque a partir del minuto 30, comenzó a labrarse lo que finalmente fue uno de los resultados más sorpresivos en la historia de los Mundiales.

Aunque todavía puede levantarse Argentina de este insospechado revés, es indudable que deberá reponerse totalmente, sobre todo de lo anímico, y pasar por encima de México, el próximo sábado 26, y de Polonia el entrante martes 30 de noviembre si quiere reencauzar su camino, y ello no se ve tan fácil.

El principio del fin, o sea, el primer gol árabe, fue expuesto en la crónica publicada por el portal Yahoo Sports de la siguiente manera:

“La monotonía de un partido que apuntaba a lo predecible se rompió cuando Leandro Paredes perdió el balón en el mediocampo. Fue el punto de quiebre para todos. Arabia Saudita golpeó en el primer intento. No habían tirado al arco en todo el partido cuando Saleh Al-Shehri cruzó a Emiliano Martínez para sellar el empate al 47′. El estupor se adueñó de la atmósfera. Ya era una gesta. Y faltaba el clímax: el shock tuvo efecto duradero para los de Scaloni (Lionel, el director técnico)”.

Por otra parte, la crónica de The New York Times –suscrita por Rory Smith– , señala que si ”Argentina dormitaba cuando Al Shehri marcó el gol del empate, luego vio impotente cuando Salem Aldawsari esquivó tres barridas y lanzó un tiro que trazó una parábola perfecta fuera del alcance de Emiliano Martínez”. Fue el tanto de la diferencia.

Igualmente, así como el VAR validó el penaltie que abrió paso al primer gol de Argentina, luego invalidó tres anotaciones sudamericanos anotadas en “fuera de lugar”.

Así, pese a haberse jugado más de 103 minutos –ocho minutos de tiempo agregado más cinco perdidos por la lesión de un jugador–, se consumó la histórica derrota de los pamperos.

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