BASTANTE IMPROBABLE, POR NO DECIR QUE IMPOSIBLE

  • Un gran mundial de México en Qatar, que sería llegar a un añorado quinto partido de la mano de Gerardo Martino

Una severa tormenta de críticas, descalificaciones y hasta improperios seguía cayendo este jueves 17 de noviembre sobre Gerardo “Tata” Martino, director técnico del Tri, al día siguiente de la derrota, 2-1, ante la Selección de Suecia, en juego de exhibición realizado en Girona, España.

En justicia, no toda la responsabilidad es de “Tata” sino que también hay que echar la culpa a las deficiencias técnicas de los jugadores coterráneos, como la desesperante lentitud para sacar el balón del área, causa de una buena parte de los goles en contra.

Si a esto se agrega la reiterada ineficiencia en jugadas a “balón parado” por tiros de esquina o tiros libres muy próximos al “área grande”, podrá entenderse el porqué de las derrotas o los empates a última hora.

Se dirá que para eso, para superar esas deficiencias, se le paga una millonada al timonel argentino, pero en descuento hay que admitir que si el alumno no asimila bien la enseñanza del maestro, no se puede hacer nada.

Si de encima tenemos a un nada despreciable “bloque opositor” que ve las cosas con ojos de pesimismo, con el color negro del fatalismo y con el mórbido deseo de que el Tri salga siempre de los estadios con la derrota a cuestas, se podrá entender las citadas críticas, descalificaciones e improperios.

Sin embargo, sin demeritar a estos últimos ni “dar alas” a los optimistas que piensan, con sobrada imaginación, que la Selección Mexicana está en la élite mundial del fútbol, hay que destacar ciertos puntos positivos del Combinado Nacional, como los siguientes:

  • “Descubrir” –aunque algunos expertos ya lo habían observado antes— que Luis Chávez puede ser la “bujía” para inquietar al enemigo y armar los ataques.
  • Comprobar –como ya lo habían observado algunos analistas— que Alexis Vega tiene los atributos para olvidar de momento a Jesús Manuel “Tecatito” Corona, que sigue recuperándose de grave factura.
  • Esperar, con fervor, que Uriel Antuna recupere pronto su mejor forma para poner en jaque a los defensores polacos y saudíes, porque los argentinos no creen en nadie.
  • Hacer votos para que Jesús Gallardo siga siendo la “empeñosa abejita” que aporta al equipo llevando el balón desde la zaga hasta la delantera, y entendiéndose a las mil maravillas con Henry Martín,
  • Rogar al Cielo para que los dioses protejan a Hirving “Chucky” Lozano y tenga un Mundial inolvidable.
  • Rezar mucho para que zagueros como César Montes, Johan Vázquez y Néstor Araujo brillen todavía más.
  • Confiar en que Guillermo Ochoa –el famoso “Paco Memo”— vuelva a tener otro Mundial de polendas.

Como se ve, todo descansa para que el Tri tenga una buena actuación en Qatar, en tres verbos –rogar, rezar y confiar— y en la condición imprescindible de que no cometan errores infantiles.

Por lo demás, con los citados, la Selección tiene ocho elementos que, si no fallan, pueden ser severos “dolores de cabeza” para el enemigo.

También hay que admitir los puntos “flacos”, el “talón de Aquiles” del Tri, como el eje del ataque, en el que hay puras dudas, porque:

UNO: Raúl Jimenez no parece estar al ciento por ciento, producto de su poca acción en competencias oficiales en el último semestre.

DOS: Rogelio Funes Mori también está lejos de su mejor forma, y no parece tener los tamaños de un eficaz goleador.

TRES: Henry Martín parece un tanto lento, y no siempre es buscado por los compañeros –con excepción de Gallardo– que deberían de abastecerlo de servicios que puedan convertirse en potenciales anotaciones.

Por otra parte, hay serias dudas sobre lo que puedan hacer Héctor Miguel Herrera y suplentes como Héctor Moreno, Luis Romo u Orbelín Pineda, entre otros.

Lo que debería ser objetivo común de optimistas y pesimistas es crear un marco adecuado para que el Tri tenga una actuación parecida a la de últimos Mundiales, o sea, superar la fase de grupos.

Ir más adelante es bastante improbable, por no decir que imposible.

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